Lecciones de epistemología

El objetivo(s) de la racionalidad epistémica

Carlo Del Razo Canuto
5 min readApr 22, 2020

Un problema que enfrenta la noción de la racionalidad epistémica es que esta forma de racionalidad tiene que ver con la creencia verdadera que en realidad no nos dice mucho, puesto que todavía necesitamos saber exactamente cómo es que tiene que ver con la creencia verdadera. Como lo veremos, el explicar cómo es que la racionalidad epistémica tiene que ver con la creencia verdadera es más difícil de hacer de lo que inicialmente parece.

Comencemos con lo que es tal vez la manera más natural de entender la racionalidad epistémica. Si la creencia verdadera es el objetivo de una racionalidad epistémica, entonces la manera más obvia de entender esta afirmación es demandando que deberían maximizarse las creencias verdaderas –i.e., trata de creer tantas verdades como te sea posible. Con esta cantidad de racionalidad epistémica en mente, podríamos explicar la racionalidad de la juez lanzando una moneda en términos de la forma en la que formó su juicio sobre los fundamentos de que evaluar toda la evidencia en una manera más cuidadosa y objetiva es una buena forma de llegar a la verdad a este respecto. En contraste, mientras que la juez que lanza la moneda puede terminar entregando el mismo veredicto que nuestra juez racional, no deberíamos considerarla como racional porque el método que está utilizando para formar su creencia no tiende a llevar a la verdad.

Hay problemas con la concepción de maximización de la racionalidad epistémica. Por ejemplo, si este informe de racionalidad epistémica sólo significa que deberíamos tratar de tener tantas creencias verdaderas como sea posible, entonces queda abierto para muchos contra-ejemplos directos. Después de todo, el memorizar nombres y direcciones del directorio telefónico bien puede llevarme a tener miles de creencias verdaderas, pero las creencias en cuestión no tendrían ninguna consecuencia. De hecho, usualmente consideraríamos a este tipo de comportamiento que busca la verdad como muy irracional. Sin embargo, incluso el establecer este problema de un lado, tiende a recordar la dificultad fundamental de que la mejor manera de maximizar el número de creencias verdaderas de alguien puede bien ser para creer cualquier cosa, debido a que esto aseguraría que se tiene una gran posibilidad de creer la verdad. Por supuesto que, crucialmente, este tipo de estrategia en búsqueda de la verdad llevaría a que también se formaran muchas creencias falsas, y eso es difícilmente deseable.

Una manera de lidiar con este último problema puede ser para modificar nuestra concepción de la racionalidad epistémica para que no demande que se maximice la verdad en las creencias, sino más bien que se minimice la falsedad. De esa manera seríamos capaces de lidiar con cualquier agente que simplemente crea tantas cosas como le sea posible como irracional en los fundamentos de que esto no será la mejor manera de minimizar la falsedad. Sin embargo, el problema con esta sugerencia es que la mejor manera de minimizar la falsedad en las creencias de alguien es no creyendo nada (o cuando menos el creer tan poco como sea posible), pero esto significaría que deberían tenerse muy pocas creencias verdaderas, o ninguna.

Lo que se necesita entonces es balancear de alguna manera el objetivo de maximizar la verdad en las creencias de alguien con el objetivo relacionado a minimizar la falsedad. Queremos que los agentes tomen el riesgo con respecto a la falsedad de sus creencia, y con eso no queremos que sean demasiados cautelosos y no crean en nada; pero de igual manera tampoco queremos que los agentes busquen ‘toda’ la verdad a expensan de la falsedad difundida en sus creencias. El especificar cómo deberíamos entender esta concepción ‘balanceada’ de la racionalidad es, no obstante, difícil de lograr.

La (no) importancia de la racionalidad epistémica

Por sobre todo, no olvides que seguimos teniendo el marcado problema de especificar la racionalidad epistémica de que no cuenta alguien que meramente busque el creer a muchas de las verdades triviales (como los nombres de un directorio telefónico) como epistémicamente racional. Hay dos maneras primordiales de responder a este desafío.

La primera es el negar que aquí haya cualquier desafío al cual responder. Bajo esta perspectiva, estas creencias son en su totalidad epistémicamente racionales, y que hay un final en el asunto. Por supuesto que los expositores de esta línea de pensamiento concederán que hay algo irracional sobre esta manera de formar las creencias, pero afirmarán que la irracionalidad en cuestión no es epistémica. Es decir, dirán que esta persona más bien tiene objetivos triviales, y que esto debe erradicarse, pero eso, desde un punto de vista puramente epistémico, no es erróneo al momento de formar las creencias en esta forma.

El problema con esta línea de pensamiento es que tiene la infortunada consecuencia de trivializar la importancia de la epistemología, puesto que la racionalidad epistémica específica en la que estamos interesados como epistemólogos no resulta ser, generalmente hablando, racional en lo absoluto. No estoy seguro de si deberíamos estar tan persuadidos por consideraciones como esta, puesto que, después de todo, hay más en la vida que la obtención de creencias verdaderas, y podría bien decirse que esta manera de lidiar con el problema a la mano simplemente reconoce a este hecho. Por decirlo de otra forma, estamos interesados en obtener conocimiento, y con ello creencias verdaderas, porque tenemos todo tipo de objetivos distintos con los cuales el conocimiento puede ser utilizado, como para extender nuestras relaciones, nuestra carrera y nuestros intereses. Una vida puramente dirigida en obtener creencias verdaderas puede no ser una vida que estemos interesados en llevar.

Sin embargo, otros no son tan sanguinarios en la luz de esta objeción, y me inclino, en balance, a concordar con ello. Una manera de resistirse a la línea pesimista del argumento ahora plasmado es afirmando que, contrario a lo aparente, el agente en el caso del ‘directorio telefónico’, y otros parecidos a él, no son en lo absoluto epistémicamente racionales. Esta manera de responder al problema no es tan desesperanzadora como podría parecer a primera vista. Después de todo, la cosa sobre las verdades importantes es que estas engendran muchas otras verdades. Si por ejemplo llego a tener creencias verdaderas sobre la física más moderna del universo, entonces por consiguiente habré adquirido muchas otras creencias verdaderas sobre los asuntos relacionados. El aprenderse los nombres del directorio telefónico no es así, puesto que estas verdades son mucho más independientes –al adquirir estas creencias verdaderas no tiendes a adquirir muchas otras. De esta manera, si tu objetivo es maximizar la creencia verdadera, mientras que minimizas las creencias falsas, entonces deberías tener la suficiente sabiduría para buscar aquellas creencias verdaderas de substancia, y dejar de lado objetivos triviales como el de memorizar los nombres de un directorio telefónico. Si esto es correcto, entonces la racionalidad epistémica es rescatada del agarre de esta objeción.

De esta manera queda espacio para maniobrar cuando se llega a esta objeción de la racionalidad epistémica: puede bien aceptarse mientras se mantiene que su importancia puede fácilmente sobrestimarse, o bien puede resistirse y afirmarse que los casos ofrecidos por pensar que el ser epistémicamente racional puede resultar en creencias verdaderas triviales están basados en el error.

--

--

Carlo Del Razo Canuto
Carlo Del Razo Canuto

Written by Carlo Del Razo Canuto

Archaeologist, anthropologist, philosopher and historian of science and independent researcher

No responses yet